Como invitar a un café o un té en casa y no morir en el intento

En nuestro país, el café es el estimulante por excelencia, en el Reino Unido evidentemente la bebida de socializar es té
Como invitar a un café o un té en casa y no morir en el intento

En nuestro país, el café es el estimulante por excelencia, en el Reino Unido evidentemente la bebida de socializar es té, aunque dentro de poco y como sigan así las cosas para socializar en casa habrá que tener Red Bull o café de Starbucks…y todo esto para ser cool. Del Reino Unido viene el hábito de tomar un té (o café) vespertino, como la típica merienda españolas (en especial, el chocolate caliente con churros). El five o'clock tea es, hoy por hoy, una costumbre casi universalmente conocida. En nuestro país, y al margen del café con leche del desayuno y del café al final del almuerzo, se ha convertido en un hábito el invitar a alguien a «tomar un café» o «tomar algo». La invitación se puede hacer efectiva casi en cualquier momento, pero cuando hablamos de invitar a casa debe de ser entre las cuatro y las ocho de la tarde. Es una forma sencilla y agradable de tener una atención con uno o más amigos o amigas. Siempre es más auténtico ritualizar el té o el café que abrir una simple botella de cualquier otra cosa, sea agua, o refresco.


Los invitados al té o café (lógicamente, siempre es bueno ofrecer ambas posibilidades, e incluso conviene tener a mano alguna infusión de poleo, tila, manzanilla, etcétera, aunque sea en las insípidas bolsitas industriales, de las que casi siempre hay que poner dos para una sola persona) pueden tomarlo en el salón, sentados cerca de una mesa baja y acompañarse de un carrito; jamás servir el té a los invitados sentados a la mesa del comedor o en la cocina. Lo ideal al servir es contar con dos mesas o un Cabinet de té , una cerca de la anfitriona, donde situamos la bandeja y, otra auxiliar donde se disponen las pastas o pasteles.


No es necesario que el servicio sea de plata, pero sí lo es contar con un juego de té o café completo: una tetera (mejor si es de porcelana o barro), una jarra para la leche, un azucarero, otra jarra para el agua caliente si ofrecemos té o infusiones, un colador de té y, por supuesto, tazas, platos y cucharillas. No olvide que la tetera y o cafetera debe ser enjuagada con agua caliente antes de echar a servir. Al servir el té, no olvide las rajas de limón (que deberá haber despepitado), la leche templada y, por si acaso, la crema de leche. Lo más importante: a no ser en caso de emergencia, no utilice tés de bolsita. Seleccione el tipo de té o café con el que vas a sorprender.


En cuanto al café, su ritual es bastante menor que el del té, si bien el servicio es similar (rodajas de limón aparte) y los resultados sociales prácticamente los mismos. Con el café sucede que a unas personas les gusta negro, muy cargado y fuerte, y otras lo prefieren muy diluido, «a la americana». Si utiliza una cafetera tradicional doméstica le será difícil contentar a todos y si tienes una exprés problema solucionado.


Tanto con el té como con el café hay que servir pastas o algún acompañante, ten listo un juego de postre, con bandeja de servicio y platos, o un servicio de trio donde cada juego de servicio viene acompañado de su plato de postre. No sólo es esencial, sino que forma parte del rito del servicio. Si va a servir mermeladas, tostadas, mantequilla o algún queso (que siempre es recomendable), deberá disponer de un juego de cubiertos  apropiados, además de servilletas pequeñas tipo cóctel (mejor si son de tela, aunque nadie debería ofenderse si son de papel). En cuanto a las pastas, compre algún surtido recién hecho en alguna pastelería de confianza. Deben ser ligeras y dulces (jamás sirva pastas saladas con el té o el café o peor aún, jamás sirva en bandeja de entremeses…que es muy habitual). Es muy recomendable que haya alguna pieza de repostería casera a cargo de la anfitriona, aunque sea un sencillo bizcocho. Servirá no sólo para demostrar que ha puesto usted un especial cuidado en preparar el convite para sus invitados, sino que también es probable que sea el tema que inicie la charla. Al finalizar las pastas (o cuando empiecen a quedar abandonadas en los platos o bandejas), la anfitriona hará bien en ofrecer alguna copa de licor a los invitados que lo deseen. Antiguamente también era el momento de ofrecer cigarrillos. Lo del licor sigue estando mal visto en según qué ambientes sajones OJO, pero en nuestro país es absolutamente aceptable.


Algún consejo más: reprima sus impulsos de mojar galletitas en el té (y todavía más en el caso del café, a no ser que sea la hora del desayuno y esté ofreciendo usted un enorme café con leche); no deje la cucharilla abandonada dentro de la taza y mucho menos beba sujetándola con el dedo contra el borde de la taza, la cucharilla sirve para remover el azúcar, así que al concluir esa tarea hay que dejarla decorosamente al lado de la taza, en el platillo; más acerca de la cucharilla, evite hacer ruido de cascabeles al remover el azúcar y, desde luego, ni se le ocurra lamerla al retirarla de la taza; para acabar.

Muchísimas gracias a table_inlove por su ayuda y recomendaciones para este post.

Atte

Jesus Vazquez Montero

Owner ElAnticuario.es





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